Ubuntu es desde hace muchos años la distribución Linux más popular del mercado de consumo y la gran puerta de entrada a GNU/Linux para millones de nuevos usuarios. Sus puntos fuertes son varios, pero si hubiese que destacar tres serían la accesibilidad para con el recién llegado, el mejor soporte de aplicaciones de terceros y unos ciclos de lanzamientos y soporte que se acomodan perfectamente a las necesidades de la mayoría de usuarios.
Lo primero que se puede plantear quien pretende dar el salto a Linux y ha elegido Ubuntu como distribución es qué versión instalar, y a tenor de cómo funciona el mundo del software la respuesta más lógica sería “la última que haya salido”. Pero no tiene por qué ser así.
Hoy sale Ubuntu 18.10 y como de costumbre advertiremos que no es una versión recomendada. Ahora bien, esto depende mucho de cómo se plantee la cuestión, porque las posibilidades son varias y tampoco es necesario pecar de prudente en todos los casos. Vamos a tratar este tema: las diferentes versiones de Ubuntu y sus actualizaciones.
Unos apuntes previos:
- Al hablar de soporte nos referimos al tiempo por el que una versión de Ubuntu es mantenida.
- Al hablar de actualizaciones nos referimos a las actualizaciones de versión, no a la típica actualización de los paquetes del sistema.
Versiones de Ubuntu
Ubuntu lanza nueva versión cada seis meses, numerada de acuerdo al año y mes en que se lanzó. Por ejemplo, Ubuntu 18.04 es de abril de 2018, Ubuntu 18.10 de octubre de 2018. Pero no todas las versiones disponen del mismo soporte:
- Las versiones “corrientes”, “intermedias” o como se las prefiera llamar, salen en abril y octubre los años impares, en octubre los años pares y ofrecen nueve meses de soporte. La última versión intermedia fue Ubuntu 17.10 y la próxima será la que sale hoy, Ubuntu 18.10.
- Las versiones LTS (por Long Term Support o soporte a largo plazo) salen en abril los años pares y ofrecen cinco años de soporte. La última versión LTS es Ubuntu 18.04.
Sin embargo, las versiones LTS renuevan sus imágenes de instalación hasta cinco veces en los dos primeros años de soporte. Son lo que llamamos versiones o actualizaciones de mantenimiento, aunque en realidad incorporan novedades importantes en la base del sistema, con excepciones:
- A Ubuntu 18.04 le sucedió Ubuntu 18.04.1, pero la diferencia entre ambas es que los paquetes que incluye la imagen de instalación han sido actualizados conforme a las actualizaciones que ha recibido el sistema desde el momento en el que se lanzó.
- De Ubuntu 18.04.2 y hasta Ubuntu 18.04.5, sin embargo, las imágenes de instalación actualizan también componentes básicos como el kernel y los controladores gráficos y de otro tipo, por lo que la posibilidad de instalar una versión LTS reciente siempre está ahí.
Quien instaló Ubuntu 18.04 o Ubuntu 18.04.1 puede actualizar a esos componentes básicos, denominados LTS Enablement Stack, con un comando. Una vez activado el LTS Enablement Stack, la distribución seguirá actualizándolo hasta el correspondiente a la quinta versión de mantenimiento, en este caso Ubuntu 18.04.5.
Un detalle a tener en cuenta es que el LTS Enablement Stack se nutre de los componentes heredados de la versión previa. Así, Ubuntu 18.02 LTS recogerá el LTS Enablement Stack de Ubuntu 18.10.
Actualizaciones en Ubuntu
Ubuntu permite actualizar fácilmente de una versión a otra, aunque de nuevo hay diferencias entre las versiones intermedias y las LTS:
- Las versiones intermedias ofrecen actualizar a la siguiente versión inmediata al poco de que haya salido. Por ejemplo, quien instale Ubuntu 18.10 podrán actualizar rápidamente a Ubuntu 19.04, Ubuntu 19.10…
- Las versiones LTS ofrecen actualizar solo a la siguiente versión LTS, y solo a partir de la segunda versión de mantenimiento. Así, los usuarios de Ubuntu 16.04 LTS pudieron actualizar a Ubuntu 18.04 LTS a partir de Ubuntu 18.04.1.
Por supuesto, esto es Linux y las actualizaciones se pueden forzar a placer de varias maneras. Nos atenemos al proceder por defecto.
¿Qué versión instalar y cuándo actualizar?
Como repetimos tanto por aquí, dependerá de las necesidades y deseos del usuario elegir una versión u otra, o actualizar de una manera u otra.
Por lo general las versiones intermedias son razonablemente estables y para quien prefiere estar siempre “a la última” en cuestión de software y no le importe actualizar el sistema al completo cada seis meses, es una opción con una ventaja y un inconveniente:
- La ventaja es que además de los componentes base (kernel, gráficos, etc) las versiones intermedias actualizan el escritorio y las aplicaciones, cosa que no pasa con el LTS Enablement Stack en las versiones LTS.
- El inconveniente es que las nuevas versiones de Ubuntu, da igual a cuál nos refiramos, suelen salir un poco verdes y tardan un tiempo en estabilizarse. Una mala experiencia que se puede salvar aguantando un mes la tentación de actualizar, claro.
Las versiones LTS tienen sus propias ventajas y son unas cuantas, si bien todas se entienden por el largo tiempo de soporte que ofrecen:
- La principal es que permiten instalar una vez y olvidarse de actualizar la versión del sistema durante al menos dos años, con la opción de mantener actualizados los componentes base (LTS Enablement Stack), facilitando el soporte de nuevo hardware, pero limitando en la inestabilidad al dejar fuera de la actualización el escritorio y las aplicaciones.
- Aplicaciones como navegadores web se actualizan siempre en todas las versiones de Ubuntu por motivos de seguridad, y es posible añadir repositorios adicionales para mantener algunas aplicaciones actualizadas, así como utilizar paquetes Flatpak y Snap. En otras palabras, es muy fácil mantener las aplicaciones actualizadas.
- Tiempo de sobra para acomodarse en el sistema, adaptarlo hasta el más mínimo detalle y actualizar cuando convenga con total tranquilidad.
- Cuanto más tiempo llevan disponibles, más estables son.
Un inconveniente importante de todas las versiones de Ubuntu es que la actualización de una a otra puede complicarse si se han añadido repositorios externos, especialmente aquellos que reemplazan componentes del sistema. Algo de lo que en principio debería abstenerse cualquiera que no sepa lo que hace, pero que en aras de personalizar el sistema puede resultar interesante o incluso necesario.
Por lo tanto, puestos a personalizar el sistema y a no actualizar para evitar problemas, ya que una reinstalación -copias de seguridad mediante- es bastante más rápida que la actualización, no es lo mismo hacerlo cada seis meses que pongámosle cada dos años. Priorizando la estabilidad y con el LTS Enablement Stack en mente, esta es la gran ventaja de las LTS y la que las convierte en la elección idónea para su uso a medio o largo plazo.
Por eso en MuyLinux recomendamos las versiones LTS y en lugar de actualizar, resinstalar cada dos o cuatro años, hablando siempre de sistemas de escritorio. ¿Y qué versión LTS es la recomendada? Ahora sí, la última que haya salido por número de versión, que en estos momentos es Ubuntu 18.04.1 LTS.
Claro que si no se usa el PC para cosas serias, se hacen copias de seguridad para no perder nada importante ante cualquier imprevisto y no actualizar la versión del escritorio con frecuencia no supone una incomodidad… Las versiones intermedias hacen el papel.
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Post original en: muylinux.com